Por esa razón Guevara era partidario no solo de depurar el ejército y el gobierno de elementos conservadores, sino de radicalizar la revolución para instalar un sistema socialista, prepararse para una confrontación abierta con Estados Unidos, buscar el apoyo de la Unión Soviética y abrir nuevos focos guerrilleros en América Latina para realizar una revolución de alcance continental. A partir de su experiencia en la caída del gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala el Che Guevara estaba convencido de que Estados Unidos no permitiría las reformas económicas y sociales que proponía la revolución, y que en caso de no poder neutralizarlas a través de los funcionarios conservadores en el gobierno, impulsaría medidas cada vez más agresivas llegando incluso a la invasión en caso de ser necesario.